viernes, 9 de abril de 2010

La cultura ecológica entra en una bolsa

En Venezuela, cadenas de supermercados y ferreterías han cambiado el material de sus empaques por uno que se degrada en menos tiempo.


  • Florantonia Singer

La cultura ecológica se puede llevar junto a los documentos personales, las llaves, el celular y los cosméticos como si fuera una cartera o con las compras del supermercado.

Las bolsas ecológicas, una opción sustentable que se ha popularizado en otros países a fuerza de impuestos, en Venezuela empieza a ser parte de la cotidianidad.

Las bolsas plásticas son un gran invento de la década de los setenta. Entonces y en la actualidad han causado graves daños ambientales. La producción ­son derivadas de hidrocarburos- y el desecho son las etapas de su ciclo de vida que más contaminan.

Organizaciones ambientalistas calculan que 100.000 animales marinos murieron el año pasado por comer bolsas de polietileno que, al ser desechadas, llegan a ríos y mares.

Las bolsas plásticas sobreviven más de dos siglos a quienes las usan.

“En su degradación contaminan el paisaje, alteran los ciclos biogeoquímicos, y algunos procesos ecológicos esenciales de la naturaleza. En los rellenos sanitarios, cuando son incineradas generan metano ­uno de los gases de efecto invernadero­ y otros vapores tóxicos”, explica Diego Díaz, presidente de Vitalis .

Esta causa ecológica tiene eco en el mundo. En Inglaterra, India o de Vitalis Brasil ­cuyo Gobierno fijó la semana pasada la meta de dejar de usar este año 1.500 millones de bolsas plásticas­ dieron una vuelta al tema. Las tiendas han elaborado bolsas con plástico reciclado que llevan un mensaje ecológico con valor artístico.

“Yo solía ser una botella plástica”, es una de las frases que se puede leer en un empaque entregado en Londres, que termina por convertirse en objeto de colección.

Irlanda fue el primer país que tomó medidas sobre este problema ambiental. En 2002 creó un impuesto que hizo que el consumo de bolsas plásticas se redujera en 90%. En países como China, Israel, Canadá, India, Kenia y Bangladesh está prohibido y penalizado su uso.

En este último país la razón para el veto es más utilitaria: descubrieron que obstruían los drenajes, lo que causaba inundaciones, una situación que también confirman en cada temporada de lluvia los habitantes de barrios caraqueños.

En Europa comenzaron a cobrarlas y a sustituirlas por etapas. Este año, Francia dejará atrás las bolsas plásticas. España, para 2015, habrá sustituido 70% de esos empaques.

Ecodiseño oxobiodegradable

No hay datos sobre el número de bolsas que se usan en Venezuela, pero organizaciones ambientalistas calculan que es alto porque es un país de gran consumo. El Estado no ha tomado medidas sobre el tema ni tampoco hay incentivos fiscales para el diseño de productos ecológicos que tengan previsto su ciclo de vida completo.

Hasta ahora, las empresas privadas, especialmente los automercados, son los responsables de las acciones sobre el tema. La “ecobolsa” del Excelsior Gama, hecha con plástico reciclado, es de las primeras iniciativas masivas para sensibilizar a los ciudadanos sobre el tema. El producto, que se vende desde hace un año en ocho bolívares, está hecho con plástico reciclado, es reutilizable y soporta la carga de tres bolsas convencionales de mercado.

El mes pasado, la cadena de ferreterías Epa, que produce 600.000 bolsas al mes para sus 15 sucursales, lanzó una campaña ambiental con bolsas oxobiodegradables. “Nuestra bolsa la usan los obreros para llevar sus herramientas; las amas de casa, para hacer mercado; y los motorizados, para cubrirse los zapatos cuando llueve. Por eso se mantiene la resistencia del plástico y se le incorpora un aditivo que la pulveriza en 12 o 18 meses”, informó Marianella Domínguez, jefa de Iniciativa Comunitaria de Epa.

Excelsior Gama y otros supermercados, como Unicasa y Plaza’s, fueron los primeros en utilizar la tecnología oxo-biodegradable para la producción de sus empaques de uso corriente.

Se han sumado farmacias

Este método acorta la vida del material. “La idea es reducir el impacto ambiental de las bolsas al final de su ciclo de vida, mediante la adición de enzimas que transforman el plástico en un material que, al descomponerse, se transforma en agua y carbono, que se incorporan a la biomasa”, explicó Díaz.

El mundo se dirige a reducir el consumo de bolsas plásticas y utilizar aquellas que son reciclables. El uso responsable es la tarea que le toca al ciudadano, subraya el biólogo. Al momento de comprar algo, decidir si se requiere usar una bolsa o no puede inclinar la balanza a favor o en contra del ambiente.

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